Tenochtitlán
era una aldea de pescadores y agricultores, quienes de a poco comenzaron a
aprender de sus vecinos y de los antiguos toltecas las diversas artes y
conocimientos. Esto les permitió desarrollar una de las más grandes
civilizaciones de América. Poco a poco, los aztecas se fueron convirtiendo en
un estado militarizado que controlaba una porción cada vez más extensa del
lago. Establecieron alianzas guerreras y económicas con sus vecinos.
Hacia
el año 1428, uno de sus gobernantes más hábiles, llamado Itzcoátl, estableció
una alianza con la ciudad de Texcoco y derrotó a los tepanecas, comenzando así
una acelerada expansión tanto territorial como cultural, que significó uno de
sus mayores auges como civilización.
Esta
expansión se tradujo en la arquitectura imperial, cuyos exponentes más
conocidos son las construcciones sagradas y los edificios públicos Los templos,
si bien varían, son básicamente pirámides con una escalinata de acceso, en la
cima de la cual se encuentra el santuario. Uno de los más importantes es el Templo
Mayor de Tenochtitlán. Los palacios de la nobleza eran de variadas dimensiones
y tipos de construcción. Las casas del pueblo eran de caña y barro, de piedra
en las ciudades; pequeñas, de un piso, pero por lo general con jardín y un baño
de vapor. En obras públicas destacan las ciudades fronterizas militares y los
acueductos y diques de Tenochtitlán.
Los
aztecas alcanzaron un gran poderío en el campo militar y en las relaciones
exteriores con otros pueblos, convirtiéndose en un imperio conquistador. El punto
máximo de su civilización lo alcanzaron bajo el reinado de Moctezuma II, en el
año 1500. Sin embargo, este apogeo no duraría mucho, ya que los españoles
comandados por Hernán Cortés llegaron en 1519 y se unieron a los pueblos
descontentos con el sistema de gobierno azteca, destruyendo el imperio y al
último gobernador Cuauhtémoc.
Con el recurso que
observarás a continuación se presentará
la historia de los aztecas con dinamismo y claridad.
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